Epitafio
En los
senderos de un cementerio
entre
las tinieblas de una lejanía
distinguí
una lapida abandonada
con un
singular proverbio.
Una
lapida tan apartada
hace
notar que era una persona
mala y
desquiciada
sólo
una espinosa corona
en la
superficie se mostraba
y con
toda esa morbosidad
me
acerque lentamente
mientras
más cerca; mas frío
más
cerca y más ruido.
Triste
y solitaria tumba
sola en
el olvido.
leí
cuidadosamente su inscripción:
“Aquí
descansan los restos del rey de los pobres,
creador
de lo visible y lo invisible”
Ha
muerto Dios...
Brindemos
y bailemos
al
rededor de la purificación
sonreiremos
porque
ya no más prejuicios tenemos
y ahora
ni ha Dios tememos!!!!!!
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